Clio amordazada
(conferencia pronunciada en la
universidad de Teramo, Italia, en el seminario sobre
“Holocausto y Oriente Medio : la historia amordazada”,
18 de abril del 2007 [1]
Querido lector,
Italia es una gloria en esta estación
del año, cuando la hierba verde cubre los valles, los
primeros higos brotan, y las lluvias primaverales
desparraman pétalos de cerezo por doquier.
Yo estaba allí, para una conferencia
sobre “Holocausto y Oriente Medio: la historia
amordazada”, organizada por el gran profesor Claudio
Moffa, que tiene la pinta de Paul Newman: un italiano
alto, enjuto, de ojos zarcos y nobles facciones, experto
para tomar a contramano las calles de un solo carril.
Su repugnancia por las
prohibiciones no se limita a las señales del tráfico:
parece que es suficiente poner un letrero de “entrada
prohibida” en cualquier parte, incluso en un debate
histórico, para que el hombre arremeta, de cabeza.
Descubrió la parte más caliente y más tabú del discurso
europeo y organizó una conferencia, a la que
concurrieron profesores de historia, desde las
universidades de Siena y Calabria, Tourino
y Nápoles, Roma y Urbino, así como escritores y
periodistas de toda Italia, siendo yo el único
extranjero. La conferencia tuvo lugar en la universidad
de Moffa, en Teramo, una ciudad medieval encantadora,
en los montes Abruzos, a la sombra de los altos picos
nevados del gran
monte Sasso. Entre muchos participantes y
hablantes, mencionaré al profesor Mauro Manno, cuyos
artículos usted puede encontrar en mi página
www.israelshamir.net , y el Doctor Tiberio Graziani,
editor de la revista Eurasia. Se puede leer acerca de la
conferencia y las cosas que se dijeron allí en la página
del profesor Moffa, y he aquí mi aporte:
Uno no debería asombrarse de que la
gentil Clio, musa de la historia, se encuentre
amordazada. Pues la historia no es una apacible
colección de datos y hechos. La historia es un campo de
batalla, pues al reescribirla se puede cambiar el mundo.
No hay quién pueda cambiar el pasado, dice el refrán, y
es cierto. Pero si no estamos conformes con nuestro
presente, podemos cambiar nuestra comprensión del
pasado, y esto cambiará nuestro futuro. Estas cosas se
saben desde tiempos inmemoriales, y por esto es que a la
historia le han puesto de custodia a los guardianes de
lo más sagrado, para afianzar la estructura del poder y
un mínimo de continuidad. El que controla el pasado
determina el futuro. El tema de esta conferencia trata
exactamente este tema: estamos molestos con el presente,
nos volvemos hacia el pasado, y al reformularlo
planeamos influir sobre el futuro. Si algunas partes del
discurso histórico son objeto de una fuerte defensa, o
se encuentran pervertidos y trastornados, tanto más nos
corresponde atacar dicho discurso.
El Holocausto no es,
ni mucho menos,
el único dominio rodeado por sólidas defensas; en la
historia, hay otras zonas donde uno puede encontrarse en
apuros si se le ocurre meter la nariz indebidamente. El
caso antiguo de los sacrificios humanos practicados por
judíos volvió a emerger hace poco en Italia, con la
publicación del libro del profesor Ariel Toaff titulado
Pascuas de sangre
http://www.israelshamir.net/Spanish/Sp39.htm . Como
ya saben ustedes, el profesor Toaff demostró que algunos
judíos acusados de secuestrar y matar a niños cristianos
en la Edad Media eran realmente culpables, como lo
dictaminaban los tribunales. Fueron ajusticiados por
asesinato brutal, y de ninguna forma se trataba de
víctimas de un supuesto prejuicio cristiano o
antisemitismo primordial. Uno podría pensar que esto
debería celebrarse, pues no había ninguna calumnia sino
un justo castigo; la justicia triunfó, y los modernos
judíos deberían sentirse felices de que el prejuicio
antijudío medieval no sea más que un mito, comparable al
de los alemanes que convertían a los judíos en jabón.
Pero a las organizaciones judías esto no
les hizo ninguna gracia. Atacaron al profesor judío,
que es
un especialista de estudios medievales
judíos,
y ejerce en una universidad israelí.
E;
el profesor Toaff, torturado mentalmente,
casi crucificado,
entró en pánico, retrocedió y mandó a
destruir el libro (por suerte en nuestros días no es tan
fácil, y el libro se puede leer en la red, por ejemplo
en
http://www.vho.org/aaargh/fran/livres7/pasque.pdf ;
entregó el poco dinero que había recibido del editor a
la inquisición judía de la Antidieefamation
Defense League, y lo obligaron a echarse atrás, a
abjurar de lo que había escrito.
El parlamento israelí (Knesset)
contempla
la posibilidad de mandar al Dr Toaff a la
cárcel, otros tratan de formarle juicio por lo que sea.
,La
idea es que
de forma que termine muriendo pobre y
apestado. Aquí en Italia, lo más natural es comparar al
Dr Toaff con Galileo, aquél gran universitario italiano,
que fue perseguido por su descubrimiento científico, y
prefirió abjurar en vez de arrostrar una muerte feroz.
Pero en realidad convendría mejor
comparar el caso del Dr Toaff con el de su colega
italiano y judío, el Dr Carlo Guinzburg, autor de El
aquelarre de las brujas. Ginzburg demostró que los
friulianos, es decir los habitantes de Friuli, cerca de
Venecia, andaban metidos en magia negra, algo que
procedía de sus antiguos rituales de fertilidad. Toaff
llegó a un resultado semejante acerca de los judíos, que
practicaban la magia negra y que esto procedía de su
antiguo culto a la venganza y a la salvación por la
sangre. Pero los fruilianos no se inmutaron, mientras
que los judíos por poco linchan al profesor, con lo cual
se demostró que los friulianos son gente de mente
abierta que pueden contemplar con mediana curiosidad las
fechorías de sus antepasados, mientras que los judíos
todavía no hacen las paces con su no exclusividad, su no
elección, su no sacralidad.
Junto con el Dr Ginzburg, el Dr Toaff
había completado el proceso de reinterpretación de la
Edad Media que Mircea Eliade describió tan bien en su
Ocultismo, brujería y modas culturales. Eliade escribía:
“Unos 80 años atrás, unos eminentes universitarios como
Joseph Hansen y Henry Charles Lee consideraban la magia
negra un invento de la Inquisición, no de los brujos.
Consideraban los relatos sobre aquelarres de brujas,
ritos satánicos, orgías y crímenes, como producto de la
fantasía o resultado de confesiones obtenidas mediante
la tortura. Ahora sabemos - escribe Eliade- que la magia
negra no era un invento de la Inquisición.” Tampoco lo
eran, podemos añadir, los sacrificios humanos
practicados por judíos, que están comprobadoas,
que sucedieron más allá de cualquier duda.
Toaff investigó el caso de Simón de
Trento, un niño asesinado ritualmente por judíos
expertos en magia negra. La culpa de unas pocas personas
judías fue probada por el mejor tribunal posible en
aquellos días, y los judíos que eran inocentes no
sufrieron más que los musulmanes inocentes en Estados
Unidos después del 11 de septiembre. Otro caso fue el de
Hugo de Lincoln, un niño asesinado ritualmente en 1255:
de los 90 judíos detenidos a raíz del crimen, se soltó a
más de 70, sin un rasguño, una vez demostrada su
inocencia, mientras que a los culpables se les ahorcó:
nada que ver con un linchamiento callejero.
En un nítido rasgo de etnicismo patente,
la enciclopedia judía por Internet Wikipedia describe a
Hugo de Lincoln como “supuestamente asesinado”, mientras
que la sentencia justificada figura como “infamia”.
Aquello de “infame acusación de crimen ritual” es un
cuño estandardizado que le estampan a estos casos, para
significar que se trata de judíos siempre inocentes
infamados por cristianos prejuiciosos
ados. Pero, si se puede sacar una lección
moral de estos viejos asuntos criminales, concluiremos
que el sentido de la justicia y la buena fe europea
prevaleció cada vez; mientras que se castigaba a los
judíos culpables, los judíos inocentes siguieron
viviendo y prosperando, siendo la única comunidad no
cristiana residente en toda Europa.
La justicia musulmana no era peor: en
1840 ocurrió en Damasco que un monje fue asesinado por
unos pocos judíos que confesaron el crimen y fueron
castigados. Pero esto no afectó para nada la
prosperidad de sus hermanos, y Farkhi, un judío de Acre,
siguió siendo considerado el hombre más rico
de
en Siria después del escándalo. El caso lo
investigó el gran orientalista Richard Burton, cónsul
británico en Damasco, quien había empezado por ser un
filosemita patente (“si hubiese podido escoger a qué
raza pertenecer personalmente, ninguna habría sido más
de mi agrado que la raza judía”) pero avaló el veredicto
en este caso, y redactó una explicación completa del
affaire. Los judíos de Londres pagaron para comprarle el
manuscrito a los herederos de Burton, y hasta el día de
hoy no se ha podido publicar, está sepultado en los
sótanos del Congreso de los judíos británicos (Board of
Deputies). El periodista británico y judío Aronovitch le
reprochó a Siria que nombrara de ministro a una persona
que se había atrevido a escribir sobre esto, pero nunca
mencionó la investigación británica.
,
sSolamente
aludió a una “calumnia infame” como si esto lo explicase
todo.
Pues sí, antes que estuviera el tema del
Holocausto, estaban las “calumnias infames” sobre
crímenes rituales. Cuando uno lee los textos judíos y
judeófilos anteriores a la Segunda
Gguerra
Mmundial,
uno nota que el lugar actualmente ocupado por el dogma
del Holocausto en el universo judeocéntrico nunca estuvo
vacante.
;Por
entonces ese lugar lo ocupaba el tema de
los pogromos en Rusia, el caso Dreyfus, la Inquisición,
la expulsión de los judíos de España, la destrucción del
Templo,
etc. Yy
además, de forma recurrente, la “calumnia infame”. Todas
estas evocaciones acarreaban el mismo mensaje:
proclamaban eterno, único, irracional y sin el más
mínimo motivo el sufrimiento de los judíos, causado por
el odio irracional de los gentiles; con esto se
unificaba y movilizaba a los judíos contra los gentiles;
se desinflaba algo de la envidia, hostilidad y
desconfianza existentes, convirtiendo esto en compasión,
e incluso se lograba suscitar sentimientos de culpa
entre los mejores de los goyim.
El caso del Dr Toaff puede ayudar a
nuestros amigos que están obsesionados con el tema del
Holocausto para entender el meollo del asunto.
Personalmente respeto a los disidentes /negadores por ir
contra la corriente, pero no comparto su apasionamiento.
Claro que sí, estos cuentos acerca de sufrimientos
descomunales e inmerecidos podrían discutirse a la luz
de los hechos concretos. Esto es lo que hizo Serge Thion
en relación con el Holocausto, y observó que Elie
Wiesel, el gran narrador del Holocausto, prefirió
permanecer aferrado a sus perseguidores nazis antes que
quedarse con sus liberadores rusos [cuando los alemanes
soltaron a sus prisioneros en Auschwitz]. La misma
confrontación con los hechos concretos hicieron el Dr
Toaff y Sir Richard Burton en relación con los
sacrificios sangrientos, y llegaron a la conclusión de
que la respuesta de las autoridades había sido mesurada
y legítima.
El historiador ruso Kozhinov investigó
sobre los pogromos en Rusia y demostró que en estos
enfrentamientos violentos
murieron en bastante mayor número
fueron muertos cierto número de no judíos ¡más
que judíos! El pogromo mayor y más sangriento de todos,
el de Kishinev, lo describió Bialik, el poeta nacional
judío, como la mayor de todas las matanzas, con las
calles anegadas en sangre.
,
y
Een
un artículo reciente de Haaretz, un periodista israelí
escribió que “nadie duda del derecho a existir de la
nación rusa, porque los cristianos de Kishinev a
principios del siglo XX les clavaban las uñas en los
ojos a los niños judíos”. Sin embargo, a diferencia de
los casos de infantes italianos o ingleses torturados
hasta la muerte por brujos judíos, los alegatos de “uñas
clavadas en los ojos etc.” eran un simple brote de
fantasía que fue desmentido en seguida; en realidad, en
Kishinev no más de 45 personas perdieron la vida, es
decir un cuarto de los asesinados en Deir Yassin, o sea,
la cosecha mensual durante la Intifada.
De modo que todos estos cuentos de
sufrimiento inmerecido pueden ser objeto de
revisión
reconstrucción, pero para qué preocuparse,
si lo único que pretenden los productores de semejantes
relatos es difundir la idea de que los judíos son únicos
y distintos, han sufrido más que nadie en el mundo, y
que por esto nos corresponde abrirles el camino, y son
de lo mejor que hay, mientras que al que se le ocurra
poner algo en duda se le tacha de obsesionado por un
antisemitismo místico. Estos relatos los sacan adelante
para despertar la furia judía contra sus supuestos
perseguidores, ¡eso es todo!
Me repugnan estos cuentos de víctimas
colectivas, y no solamente porque su base factual es
endeble. Pues no son el resultado sino la causa misma
del sufrimiento. Cada vez que se publican relatos sobre
persecución no provocada, no lo dudéis: sus
mismos promotores están preparando alguna
atrocidad bestial
muy
pero muy característica de ellos.
suya. Los judíos blandieron la historia del
holocausto, y acabaron con la pacífica población
palestina en 1948. Los armenios recitaron la historia de
su sufrimiento único y no provocado, y a continuación
masacraron a inocentes civiles azeríes en Qarabag en la
guerra de 1991-94, enviando a cientos de miles de
refugiados a Baku. Polacos y checos caldeados por los
relatos de sus propios sufrimientos bajo el Reich
echaron a millones de alemanes étnicos de sus tierras
ancestrales, mientras que los ucranianos que relataban
los cuentos de su propio sufrimiento en Rzecz Pospolita
masacraban a miles de polacos en Volyn.
Las políticas nacionales son paralelas a
la política de género, como lo subrayó Otto Weininger:
así, las feministas promovieron un discurso sobre el
sufrimiento de las féminas bajo la eterna opresión de
los machos, y con esto causaron el colapso de muchas
familias, el empobrecimiento de las mujeres y la
emasculación de los hombres. Un discurso de este tipo
puede balancearse con un discurso contrario. Por una
parte es verdad que los hombres suelen caer en la
violencia física, pero por otra las mujeres son mucho
más eficientes en la agresión verbal. La lengua con la
que azotaba lady Macbeth no era menos culpable que el
cuchillo afilado del señor Macbeth. Las mujeres saben
cómo provocar a un hombre; y los hombres responden, a
veces con un beso, otras con una bofetada, o con balas.
José mató, pero Carmen es la que provocó. A pesar del
muy promovido mito de las chicas estilo alambre de púas,
las mujeres no tienen tanto éxito cuando de
encontronazos físicos se trata, por lo cual tratan de
prohibir la violencia física pero permiten la violencia
verbal, y logran desterrar hasta el concepto mismo de
provocación.
Volviendo al tema, si los turcos
mataron, los armenios eran los que habían provocado; y
cada vez que hubo movimientos contra los judíos, los
causaron actuaciones de los judíos. Definitivamente, soy
un negador de la existencia misma del antisemitismo, en
tanto que “odio irracional contra los judíos”. No existe
tal cosa. Se luchó contra la judería por ser ésta un
poder, como lo fueron desde la
Iiglesia
Ccatólica
y romana hasta la Standard Oil Co
.
Los judíos no eran corderos, sino un factor
activo de la vida ideológica y económica
de las sociedades en las que estaban inmersos.
Uno puede estar a favor o en contra de ellos. Pero nada
de odio, seguro que no. Los no judíos han sido más
leales a los judíos, en muchos casos, que los judíos con
los no judíos. Si hasta la “calumnia infame” resultó no
ser tal calumnia sino un tipo clásico de crimen.
¿Se dieron acciones antijudías en Europa
y en el Medio Oriente? Por supuesto. Pero ¿era un “odio
irracional” la causante? ¿Quién se lo cree? En 1911, el
gobierno de Estados Unidos desarmó el imperio poderoso
de John D. Rockefeller. Como no era judío, Rockefeller
no pudo gritar que esto lo hacían por antisemitas. No
dijo que lo hacían porque no caían bien sus facciones,
su raza, su educación o su estilo, o porque fuera el
castigo divino por sus pecados. Sencillamente, acabaron
con la Standard
Oil Company porque se volvió demasiado poderosa.
Por la misma razón valiosa, el
presidente ruso Vladimir Putin acabó con la
[apropiación
privada mafiosa de la]
compañía petrolera
Yukos y
de sus
[ilegítimos
dueños,
una verdadera banda de]
oligarcas facciosos
[(principalmente
Mijail
Jodorkovsky)]
. No porque fueran judíos o porque
defendieran la democracia. El poder crea la demanda de
un contra poder, la fuerza llama a una fuerza contraria,
y los judíos eran y siguen siendo un poder.
La Judería es más sólida que la Iglesia
católica, esto no los enseña el destino de un científico
italiano con el cual podemos comparar a Toaff. Ayer,
saliendo de la Plaza Mayor, vi una placa conmemorando a
Giordano Bruno, mártir de la ciencia. Rezaba así el
letrero: “Lo mató la Iglesia católica, enemiga de la
ciencia”. Esto lo puedes decir libremente, y nadie te va
a gritar histéricamente: ¿Cómo que la Iglesia? ¿Acaso
toda la Iglesia?
¿Así que los miles de millones de católicos,
desde Brasil hasta Polonia,
son
también culpables? ¡Qué sinvergüenza! Usted
es un anticatólico!” Por cierto, el último papa pidió
perdón por eso, por
que voluntad propia.
En vano buscarías una placa que
conmemore al filósofo, científico y escéptico rabino
Samuel Ibn Zarza, autor de
Miklal Yofi,
quien expresó sus dudas acerca de la creación, y fue
quemado en la hoguera en Valencia, por orden de los
judíos. Ya estoy preparado a que me griten: “¿Cómo que
los judíos? ¿Acaso todos los judíos? ¡Antisemita!” ¿Qué
pasa que nadie lo dice, en este caso…?
Bien, sigamos. En el Libro de los
linajes, un libro judío del siglo XV que tuve el gusto
de traducir al inglés, hay un comentario que dice:
“cuando los rabinos leyeron ‘en tal año después de la
creación del mundo’ el erudito Zarza puso la mano sobre
su barba, y con ese gesto estaba aludiendo a la
preexistencia del mundo. Entonces el jefe de los rabinos
Isaac Campton se levantó y dijo: ¿por qué no arde
aquí ya “lala
zarza”? ¡ Zarza ardiente es lo que se merece el Zarza!
(alusión al episodio de Exodo 3:3). Los rabinos lo
llevaron al tribunal y lo condenaron a muerte por el
fuego por haber creído en la preexistencia del mundo”.
Así que tenemos el caso de dos
científicos, que fueron a parar a la hoguera los dos,
pero a uno lo mandó al cadalso la Iglesia, mientras
que al otro los judíos. Si uno se adentra
en los detalles, encuentra más semejanzas aún. Samuel
Ibn Zarza fue ejecutado por el tribunal a instancias de
los judíos. Hay algunas señales de que los judíos fueron
activos, entre bambalinas, para conseguir que se diera
muerte a Giordano Bruno también, porque era fuertemente
antijudío. Giordano Bruno decía
de los judíos “aquella raza tan apestosa, leprosa y
reconocidamente peligrosa que merecería ser arrancada de
raíz y destruida incluso antes de nacer’ (Giordano
Bruno,
Spacio dellaal
Bestis Trionfante
(1584). Esta opinión pesó en su
condena a muerte,
pues ya en aquel entonces, los judíos podían hacer
llegar su opinión a las autoridades, y siempre había
suficientes oficiales dispuestos a acatar sus órdenes.
Pero en el caso de Giordano Bruno, no hay huellas
visibles de esto, y por eso se sigue recordando su caso
[como el de un mártir], mientras que el caso de Samuel
Ibn Zarza ha caído en el olvido o la denegación.
Si uno abre la enciclopedia por Internet
Wikipedia, concebida por judíos, lee lo siguiente: “a
pesar de que Samuel Shalom (un sabio judío del siglo
XVI) plantea que Zarza fue quemado en la hoguera por el
tribunal de Valencia por denuncia del rabino Isaac Campananton,
quien lo acusó de negar la creación del mundo, los
historiadores han demostrado que esta afirmación es pura
leyenda”. Así pues ¡el ministro de la verdad judía, el
que hace la historia o la veta, todavía es capaz de
decidir e imponer su versión sobre lo que ocurrió y lo
que sigue siendo “pura leyenda”! La Iglesia católica no
puede ni soñar con un poder de tamaño alcance.
¿Se puede cuantificar el poder judío?
Unos meses atrás, el semanario británico The Economist
publicó un mapa inhabitual del mundo: el territorio de
cada país estaba representado de acuerdo a su Producto
Nacional Bruto. Es un mapa revelador: la India resultaba
más pequeña que Holanda, América latina entera no era
mayor que Italia; Israel era más grande que todos sus
vecinos árabes. Este mapa no era exactamente el mapa del
poder: para dibujar el verdadero mapa del mundo uno
debería considerar otros parámetros más
: el poder militar, tanto nuclear como
convencional, la influencia en el discurso público, a
través de filmes, libros, periódicos, cátedras
universitarias, posiciones internacionales. En un
auténtico mapa del poder, la Judería parecería bastante
impresionante, pues los judíos son un poder importante
en este mundo en el que vivimos. Es un poder de primera
categoría, más fuerte que la Iglesia católica, más
fuerte que Italia o cualquier Estado europeo, más fuerte
que Shell y AGIP o cualquier multinacional.
En los estudios
cosmológicos
espaciales, hay un fenómeno llamado el
agujero negro: una estrella muy densa y pesada cambia la
geometría del espacio que lo rodea, y los rayos de luz
no pueden escapar de la trampa gravitacional que crea.
Esta estrella que es el agujero negro es invisible
porque es muy poderosa. De la misma forma, la Judería
[2] es un agujero negro. Es tan poderoso que no se ve.
Uno no está autorizado para verlo, y éste es el tabú más
fuerte de nuestros días. El debate sobre si el rabo
mueve al perro o si es al revés, acerca del lobby judío
en los Estados Unidos, es una tentativa para ir
acercándose al tabú sin quebrantarlo realmente. Claro
que un pequeño país del Medio Oriente, llamado Israel,
no puede “mover al perro USA”. El lobby israelí de AIPAC
y consortes no puede pesar mucho, por mucho que se
esfuerce. Pero el lobby israelí y el Estado de Israel
son percibidos como manifestaciones del agujero negro,
del gran innombrable
: la Judería moderna.
En un debate reciente entre James Petras
y Norman Finkelstein, Petras se acercó mucho al meollo
de la cuestión al describir al lobby proisraelí como
“una cadena de centros de reflexión prosionistas que va
desde el American Enterprise Institute hasta abajo, y
una configuración de poder completa, que no solamente
abarca a AIPAC sino también a los presidentes de las
Major Jewish Organizations (mayores organizaciones
judías de América) que suman 52, más una serie de
individuos que ocupan posiciones clave en el gobierno
(Elliott Abrams y Paul Wolfowitz, Douglas Feith y
otros)… el ejército de escritores a sueldo que tienen
acceso a los mayores periódicos, los contribuyentes
tores super ricos que financian al partido
demócrata, los magnates de la prensa con peso en el
Congreso y en el Ejecutivo”. No se trata de un lobby, es
la Judería y punto.
¿Por qué es tan poderosa la judería
ahora? En mi libro Pardes, ofrezco una explicación:
siendo históricamente una iglesia alternativa, la
judería tenía como enemigo tradicional la iglesia
apostólica. Cuando se encontró vencida la autoridad de
la iglesia católica romana, la iglesia alternativa cobró
auge. Pero si esta explicación es demasiado complicada,
o inaceptable para los materialistas estrictos, podemos
traducir esto en dólares y libras.
El magnate judío Zev Chafets salió en
defensa del deportista americano Richardson que estaba
suspendido por decir que los judíos son poderosos y
arteros. Richardson había dicho lo siguiente: “los
judíos tienen el mejor sistema de seguridad en el
mundo’. ¿Has estado alguna vez en el aeropuerto de Tel
Aviv? Son cautelosos de verdad. Mira, como son odiados
en el mundo entero, tienen que serlo. Tienen muchísimo
poder en este mundo, entiendes? A mí me parece
magnífico. Yo no le veo nada malo. Si miras lo que
ocurre en la mayoría de los deportes profesionales, los
manejan judíos. Si te fijas en las multinacionales más
exitosas, las empresas que más negocios hacen, las
manejan judíos. No es nada especial que sean gente
cautelosa.”
Chafets replicó: “Perdónenme, pero
Richardson no dijo nada ofensivo. Es cierto que los
judíos, como pueblo, son magníficos, lo he
experimentado. Y sienten orgullo por eso (especialmente
los que no lo expresan). ¿Qué otra cosa hiriente se
supone que dijo Richardson? ¿Que Israel tiene el mejor
sistema de seguridad aeroportuaria en el mundo? Esto es
a la vez cierto y algo que pregona Israel mismo. ¿Queé
los judíos son odiados y necesitan protegerse? Esta es
la premisa fundadora de la Anti Deiefamation
League misma. Claro, Richardson exagera cuando dice que
los judíos poseen la mayor parte de los equipos
deportivos. Hasta donde yo sé, los judíos (el 1% de la
población) sólo poseen
“la mitad”
de los equipos en el NBA (y una proporción bastante
significativa en baseball y football también). ¿Y qué?
Lo mismo que para la observación de que los judíos
manejan un montón de negocios exitosos, no hay más
vueltas que darle. Los judíos parecen ser el grupo
étnico más exitoso en lo económico en los Estados
Unidos. ¿Dónde está el problema?”
Esta pregunta (“¿Dónde está el
problema?”) la contestó David C. Johnston en el
New York Times.
Escribió: “la desigualdad de ingresos en los Estados
Unidos creció de manera notable en 2005: el 1 % de los
ciudadanos que están en el tope –aquellos con ingreso
anual de más del $348.000- reciben la parte mayor del
ingreso nacional desde 1928, esto lo demuestran los
nuevos informes sobre los impuestos. Los nuevos datos
también muestran que los 300 000 ciudadanos en la cumbre
disfrutaron colectivamente del mismo ingreso que los 150
millones de americanos que están más abajo. Por persona,
el grupo al tope recibió 440 veces lo que recibe una
persona en lo ultimo de la escala, con lo cual se ha
multiplicado por dos la distancia entre ellos desde
1980.”
Una pregunta que Johnston no contesta
(ni siquiera plantea) es: “de los 300 000 americanos de
arriba que disfrutaron colectivamente de un ingreso
comparable al de los 150 millones de ciudadanos de
abajo”, ¿cuántos pertenecen al “grupo étnico más exitoso
en lo económico de los Estados Unidos”? ¿
Acaso no era previsible que, a falta de una
iglesia nacional o de otras limitaciones no económicas,
su influencia en la política USA fuera drásticamente
proporcional a su ingreso colectivo?
La “democracia” es un sistema político
ideal donde cada persona tiene un voto y todos los votos
valen igual. Este ideal difícilmente se puede hacer
realidad aun cuando no esté de por medio la desigualdad
económica, porque hay gente más o menos influyente,
según sus habilidades propias. En las condiciones que
describe Johnston, cuando un miembro de la elite percibe
el ingreso de 500 personas comunes, la democracia se
encuentra severamente socavada. Pero este ideal resulta
traicionado del todo si esta gente de la elite posee los
medios masivos y por lo tanto tiene una capacidad para
formatear la visión del mundo de los demás. Si estos
amos de los medios congregan sus recursos como ocurre en
los Estados Unidos, la democracia pierde todo sentido.
Estoy de acuerdo, de todo corazón, con frau Angela
Merkel cuando dice: “Una prensa libre es la piedra
angular de nuestra sociedad y la base de todas las
libertades”. Pero no logro adivinar por qué ella
considera que la prensa es libre si está entre las manos
de amos judíos o judeófilos, como Alfred Neven Du Mont,
dueño de una de las editoriales más antiguas de
Alemania, y parcialmente propietario del diario israelí
Ha
aretz, o en el caso italiano, entre manos
del propio Berlusconi (en cuya fiesta de cumpleaños ella
habló). ¿Por qué esta prensa se supone más libre que una
prensa controlada por el Estado, como en la Rusia de
Putin? Un Estado siempre puede pretender que representa
a todos sus ciudadanos….
¿Por qué insisto en lo de “amos judíos
y judeófilos? Acaso “amos de los medios” no bastaría?
Pues no. El diario Haaretz, propiedad de Du Mont, puede
publicar un ensayo llamado “Confesiones de un racista
antialemán” pero un diario alemán manejado por Du Mont
jamás publicaría un artículo de alguien que odie a los
judíos. La judeofilia integra a los amos de los medios y
sus multinacionales en una sola maquinaria totalitaria,
como la ideología comunista integraba todos los medios
soviéticos en una sola entidad totalitaria (y aburrida).
Esta comparación se puede extender: en los Estados
Unidos,
y en Occidente en general, la Judería ocupa las cumbres
del control que en un tiempo ocupaba el partido
comunista en la URSS; apenas mencionado en la
Constitución, sin formar parte del aparato estatal en lo
formal, este cuerpo opaco controlaba todos los procesos
y no estaba controlado por fuerzas externas. Juan Pérez
no está representado en la lista de los presidentes de
las mayores organizaciones judías de América, lo mismo
que Iván Públikov no estaba representado en el Buró
político.
Antiguamente, esta posición la ocupaba
la Iglesia. Las campañas anticlericales consumieron
mucha energía y pensamiento del pueblo, a finales del
siglo XIX y principios del XX. La queja principal era
que la Iglesia controlaba la sociedad, pero no estaba
controlada por la sociedad. El Partido comunista en
Rusia (o el partido fascista en Italia, salvando las
conocidas y reconocidas diferencias) tuvo que enfrentar
el mismo reproche. Ahora ha llegado el momento de
pedirle cuentas al último usurpador, pues la mayoría no
le encargó a la judería que orientara ni controlara su
forma de pensar. La influencia excesiva de la Judería es
un indicador de la falta de democracia: en un país
verdaderamente democrático, la judería tendría una
influencia proporcional al número de sus miembros. Pero
la historia no ha concluido, y la libertad puede renacer
mandando a la Judería, como se hizo con la Iglesia y el
Partido, a un nicho modesto dentro de nuestra sociedad
dinámica.
Los revisionistas del holocausto creen
que el poder judío se vendrá abajo si socavan el
discurso dominante sobre el holocausto. Creen que “el
poder judío está basado sobre la mentira”. No estoy de
acuerdo. El poder de la Judería es muy real, está basado
en el dinero, la ideología y todo lo que pueda servir
para asentar a cualquier poder. Este poder real podría y
debería derribarse, y entonces el discurso sobre el
holocausto ya no interesará a nadie más que a los
parientes próximos.
Si se dejan llevar por el amor a la
libertad y la compasión, esta solución será benéfica
para los judíos individualmente. ¿Cuál es la posición
del judaísmo individual en relación con la judería? Es
la misma que la del individuo miembro del Partido con
relación al Partido. En los últimos días de la Unión
soviética, había 16 millones de miembros del partido;
era provechoso ser miembro, pero en cuanto el ser
miembro del Partido dejó de reportar beneficios, la
membresía se achicó y se redujo a unos cientos de miles
de personas. No lo vean como una tragedia: los
comunistas de ayer recobraron la libertad. Algunos de
ellos (como Boris Yeltsin) se convirtieron en
anticomunistas, otros dejaron la política por la fe, o
el comercio, o los negocios. Los que permanecieron
comunistas tampoco lamentan el colapso: pues se
distanciaron de los hipócritas y ya no tienen que tratar
de complacer a millones de pequeño burgueses; ya pueden
proclamar su verdadera creencia.
De la misma forma, deshacer la Judería
reduciendo su influencia a algo proporcional al número
de sus miembros causará un éxodo ideológico masivo. De
los 16 millones de judíos, probablemente son unos
cientos de miles apenas los que se mantendrán fieles a
la ley mosaica y al Talmud y al estudio de la Kábala (¡
Dios los bendiga!), mientras el resto descubrirá otros
intereses y afiliaciones (Dios los bendiga a ellos
también). Todos ellos agradecerán a los disidentes como
el Dr Toaff quien sepultó el mito del antisemitismo y
les ayudó a recobrar la libertad.
¿Acaso no pueden ser libres dentro del
marco de la Judería? En los años 1970-80, se dio un
debate similar acerca de la libertad y el pluralismo en
el seno mismo del Partido comunista. Y por cierto, no
salió nada de ahí. La Judería no es menos monolítica que
el Partido, también permite algunas divergencias de
opiniones, pero la diversidad no abarca lo suficiente.
Por el lado de la derecha, está Gilad Sharon [hijo de
Ariel Sharon] que quiere quitarles a los no judíos la
ciudadanía israelí; por el otro lado, está Uri Avnery,
quien está proponiendo lo mismo, de hecho. Podemos y
deberíamos ayudar a los judíos a recobrar la libertad,
como sucedió con los miembros del Partido, y antes que
ellos, con los feligreses de la Iglesia,
,que
recibieron ayuda para recobrar la libertad en sus
elecciones personales.
Notas
[1] la versión original de este
documento contiene abundantes referencias a fuentes en
inglés; ver:
http://www.israelshamir.net/English/Eng16.htm
[2] Se puede
distinguir la judería, como agrupación tradicional, de
la Judería moderna, verdadera institución que tiende a
regir el mundo no judío. Ver a continuación la
comparación con la Iglesia y el Partido.