PROCESO PROMOVIDO POR
LA “LIGA ANTIDIFAMACION” AL TITULAR DE LA CASA EDITORIAL
“EDICIONES ALQALAM”
Audiencia del día 7 de
junio en la Corte de Apelaciones de Versalles.
Testimonios:
Texto presentado ante el
Tribunal en ocasión del proceso de apelación en el
juicio seguido a M: Cherifi Alaoui con motivo de la
publicación del libro “El otro rostro de Israel”
del autor Israel Adán Shamir.
1.
Jean-Francois
Poirier,filósofo.
El libro de Israel Shamir es un
excelente libro y un bello libro.
Shamir tiene un credo: el de la
indivisibilidad de la especie humana. Dentro del genero
humano, para él no puede haber ni subdivisiones, ni
subconjuntos ni jerarquías, ni nada. Pero Shamir
contempla con desolación cómo existe un montón de judíos
que están convencidos de que constituyen una raza. Se ha
propuesto como tarea vital emplear todas sus fuerzas
para combatir esa concepción deletérea. Esa posición de
los judíos no tiene ningún sentido. Pero es
desconsolador tener que contemplar lo poco que hay de
buen sentido en el particular mundo de los sionistas.
Israel Shamir defiende una concepción
muy pura, muy bella y muy honesta de la hospitalidad.
Cualquier ser humano puede sentir en algún momento de su
vida deseos de salir de su país natal para instalarse en
otro. Los países árabes tienen la bien ganada reputación
de practicar en grado exquisito la hospitalidad. Pero
otra cosa ya es instalarse entre ellos, apoderarse de
sus casas y de ahuyentar al dueño. La grave violación de
las leyes de la hospitalidad por parte de los
colonizadores y colonos israelíes los convierte en
culpables de un enorme crimen. El perdón es imposible
mientras no se haya devuelto lo robado. Ser respetuoso
de la hospitalidad que se le ofrece a uno es una de las
grandes causas de la lucha de Shamir. Nos propone
también una bella lección de moral.
2.
Jean Claude
Manifacier, físico.
Quiero dejar constancia de la
profunda sorpresa que me causa el proceso seguido al
editor del libro de Israel Shamir, El otro rostro de
Israel. Se trata de un libro que postula una mirada
profundamente crítica pero muy bien justificada de la
política criminal de un Estado que practica el
terrorismo y la expropiación de las tierras, robadas a
sus habitantes originarios. Igualmente se trata de un
libro que proporciona argumentos muy sólidos para que
por fin algún día reine la paz en un país hoy por hoy
profundamente castigado y sufriente. Muy lejos de ser un
libro de odio el libro de Israel Shamir es un libro de
amor.
3.
Xavier Lavaud,
empresario
Nitzche escribió que “hay que
defender a los fuertes contra los débiles”, de dónde
algunos dedujeron que fue un precursor del
nacional-socialismo. En realidad hHay que defender a los
sensibles, intelectualmente íntegros, que tienen la
verdadera fortaleza contra la potencia formidable de la
ignorancia.
Shamir está acusado de antisemitismo.
Me parece que, por el contrario,
realizó un importante trabajo de eliminación de las
principales fuentes que pueden generar este sentimiento.
Por ej. en la pág 101 Shamir destruye
por completo una de las bases del antisemitism al
explicar que: “Durante más de un siglo la gente de
derecha estuvo convencida de que el comunismo era un
complot judío” [... en realidad] “los comunistas son
cristianos, no judíos”.
El antisemitismo según Shamir es una
especie de pensamiento mágico fundado sobre la idea de
que los judíos, por naturaleza, estarían animados por
una hostilidad particular hacia los no judíos.
Sí observa Shamir que la comunidad
judía organizada se pliega sin chistar (como un perro a
la voz del amo) a las exigencias de sus jefes o
autoproclamados jefes.
En todo caso ¿qué responsabilidad
puede tener un intelectual por el empleo que se pueda
hacer de una cita mal entendida?
Encuéntrese una sola persona que
después de la lectura del libro haya cometido una
tropelía.
El público de Shamir es un público
adulto, de un alto nivel cultural, que aborrece todo
tipo de censura. Acusar a Shamir de ser antijudío me
parece tan absurdo como acusar a Dante o San Francisco
de Asís de ser anticristianos.
Imponer una pesada sanción a su
editor me parece que tiene por función impedir el libre
debate de ideas.
4.
Maria
Poumier, testimonio oral presentado a título de simple
aporte de datos, pues el abogado de LICRA se negó a
aceptarlo como testimonio bajo juramento.
Israel Adán Shamir es un escritor
excepcional. De una clase excepcional. Tiene admiradores
apasionados de los campos ideológicos más diversos. No
se resumir su pensamiento con una colección de frases de
su libro que empiezan por
“Los Judíos … » ; puestas una después de la otra, estas
frases podrían constituir un texto odioso, pero no, se
trata de un libro auténticamente rico, dirigido a un
público culto y exigente. Es la razón por la cual, entre
otras personalidades de las tendencias más diversas, dos
filósofos comunistas, Georges Labica y Domenico Losurdo,
quieren que se sepa que apoyan al editor Al Qualam. Es
excepcional el caso de un autor polémico, que
suscita tanto fervor, estando en vida todavía, que
convierte a sus lectores en militantes difusores de su
obra; y es uno de los signos de la potencia de su
reflexión,la cual ofrece una auténtica solución para
problemas contemporáneos de una extrema complejidad. En
la literatura francesa hubo otro caso de compromiso
frontal parecido, que suscita una adhesión sin fisuras,
y no solamente por sus cualidades de escritura y
reflexión sino por ciertos aspectos de su biografía, de
una autenticidad conmovedora. Se trata de Simone Weil,
citada por otra parte en el libro de Shamir. De una
familia judía y acomodada, perteneció a la primera
generación de mujeres admitidas en la Escuela Normal
Superior (un anio antes que Simona de Beauvoir) como
María Zambrano, la primera filósofa universitaria
española; toda su vida fue un esfuerzo por escapar del
ghetto social y cultural de su medio. Puso su talento al
servicio de los obreros, eligió trabajar en una fábrica,
y cuando el general De Gaulle en la Segunda Guerra
convocó a la Resistencia se fue inmediatamente a Londres
a ofrecerle su talento. Murió de hambre y de agotamiento
en 1943. Se había convertido al cristianismo. Su libro
L’ Enracinement (“El Arraigar”) sintetiza su
pensamiento y su proyecto de sociedad. Es evidente que
lo que mueve a Shamir es el amor humano profundo del
prójimo, que la búsqueda en la que está es persigue la
fusión con la humanidad, búsqueda que lo ha hecho dar un
viraje desde el sionismo a un compromiso a favor de los
palestinos, apoyándose en una sólida cultura judía, lo
que le permite ser sumamente convincente.Lejos de
agravar la incomprensión y el odio entre israelíes y
palestinos Shamir brega por la instauración de un Estado
único en el territorio histórico de Palestina, en el
cual todos los ciudadanos tengan los mismos derechos,
sin distinción de origen ni de confesión religiosa, lo
cual, por cierto, es exactamente el ideal que pregonan
las democracias occidentales. El otro rostro de
Israel demuestra que efectivamente existe otro
rostro del judaísmo, uno que no sea el de la edificación
de muros, la limpieza étnica y los asesinatos de
civiles. Ese libro es un esfuerzo por unir y convocar a
los lectores en
el entusiasmo para redefinir el compromiso con valores
universales. Una “Oda a Farris Odeh” abre el libro y una
“Oda a Cynthia” lo cierra: Shamir cree en el heroísmo
como motor de la historia: el niño Farris Odeh es para
él un caballero, un prócer en el sentido pleno de la
palabra, porque mostró con el ejemplo que se puede
atacar un tanque israelí a puras pedradas, que harán
posibles otras pedradas más demoledoras. En cuanto a
Cynthia Mc. Kinney, la compara con Juana de Arco en
tanto ha tenido el coraje único de votar por el rechazo
de los créditos para apoyar a Israel. Se trata de la
diputada negra de Georgia que es una gran defensora
también de causas populares como la ecología, la
protección social y el rechazo de la guerra de Irak.
Desde luego estas posturas le han valido un ataque
sistemático por parte del lobby judío usamericano, lo
que ellos mismos llaman “Jewry”,
lobby muy activo que pretende representar a los judíos
del montón, lo cual no tiene otra traducción que el
término conciso, actual pero al mismo tiempo muy francés
de “juiverie” (“judería”), es decir, si se quiere
alargar la cosa inutilmente, la “comunidad judía
organizada”. Desagrada mucho a LICRA el término de “juiverie”,
y sin embargo reconoce sus vínculos con AIPAC y con ADL
, los principales órganos de presión del denominado
lobby pro-israelí; ahora bien, si los análisis de Shamir
sobre la “Jewry” pudieron parecer chocantes hace unos
años, ahora ya son del dominio público. El lobby
pro-israelí acaba de ser denunciado como un obstáculo
para el propio interés nacional estadounidense por dos
universitarios, Mersheimer y Walt, dos profesores de
alto nivel de Harvard y de Chicago, consultores de las
más altas instancias, autores de un informe que sacudió
a toda la clase política usamericana. Las
contradicciones de LICRA se pueden leer en su propio
sitio web. A su presidente Patrick Gaubert le revienta
el hígado oír hablar de la posibilidad de una
legislación que castigue la islamofobia, que es, en su
criterio una invención de extremistas iraníes; ahora
bien el judaísmo y el islam, ¿no son ambas acaso
religiones?, por lo tanto ¿no merecen acaso las dos un
tratamiento idéntico? ¿Porqué la LICRA no ataca al
diputado notoriamente racista Nathan Sharansky? ¿Acaso
porque es israelí? ¿O por qué no atacan al
supermediático Alain Finkielraut, que sueña con ser
reconocido como el representante de los blancos, contra
los negros y contra los árabes? Si la gente de LICRA se
ensaña y se encarniza contra Shamir es porque Shamir es
popular y muy representativo de toda una corriente: la
corriente de los judíos antisionistas, que se expresa
asimismo por otros intelectuales americanos, israelíes,
ingleses, que también son víctimas de hostigamiento,
aunque algunos, por suerte, pudieron franquear las
puertas de las editoriales de Francia. Gente por ej.
como Norman Finkelstein, autor de La industria del
holocausto (cuyo editor tuvo que ganarle un juicio a
“Abogados sin Fronteras”, un puñado de gente que
defiende exclusivamente los intereses israelíes. Gilad
Atzmon y Angelika Schrobsdorf (publicados ambos por
Ediciones Phebus; la novela de Gilad Atzmon Guía de
perplejos salió en Argentina por Emecé); Yakov
Rabkin (autor de “En nombre de la Torah, una historia
de la oposición judía al sionismo”, impreso por
Universidad Laval), Tanya Rheinhardt (editado por La
Fabrique), Ilan Pape, Uri Avnery, Paul Eisen, Jeff
Blankfort, Lenni Brenner, Israel Yüval, etc. Israel
Shamir está entre los mejores y los más convincentes,
por su fibra poética, por la profundidad de su
argumentación y por su verbo impresionante, asombroso.
Por estas cualidades mismas es que se convirtió en un
blanco privilegiado de la gente de LICRA, que quisiera
que continuáramos todos ignorando la fuerza de la
corriente antisionista entre los judíos, la que por otra
parte era la corriente mayoritaria antes de la segunda
guerra mundial. En su libro Shamir anunciaba la guerra
de Irak, que terminó realizándose. Como su colega
(religioso) Mordechai Vanunu, también el convertido al
cristianismo, Shamir denuncia el peligro que hace correr
al mundo el armamento nuclear de Israel, situación sobre
la cual que ningún gobierno occidental reclama hoy
inspecciones. Shamir no sólo es un mediador, sino que es
también un precursor.
Testimonio de Georges Labica,
dirigido a la Asociación Entre la Plume et l’Enclume
(“entre la pluma y el gozne”), el 1 de junio de 2006:
Quiero expresar mi más completa
solidaridad con la casa editorial Al Qalam y con sus
responsables. Su condena por “delito de opinión” es un
atentado al principio de la libertad de expresión y una
denegación de justicia. Es intolerable que existan
organizaciones que impunemente se atribuyen el derecho
de atacar y de perseguir a ciudadanos, en representación
evidente de los intereses de un estado extranjero.
Anteriormente Georges Labica,
profesor emérito de la Universidad y filósofo marxista,
concluía un artículo airado con estas palabras, en abril
de 2005: “
Nada de
Estado Palestino, pero sí el derecho de masacrarlos, de
robarles las tierras, de destruirles las casas, de
privarlos de agua, de humillarlos todos los días,
incansablemente… Todo esto con la complacencia activa de
las potencias occidentales y el silencio cobarde de los
gobiernos árabes. ¿Que puede salir de ahí? ¿Una nueva
Intimada? ¿Una última Intimada?
... No se puede prescindir de la
radicalidad.