Se acaban de reunir en Berlín los poderosos,
incluyendo al Secretario de Estado de los Estados Unidos Colin
Powell, al presidente alemán Johannes Rau y al presidente de
Israel, Moshe Katsav, para una conferencia de la Organización
para Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) dedicada a la
lucha contra el antisemitismo. Y han proclamado que “el
conflicto israelopalestino está siendo utilizado para encubrir
un sentimiento antisemita que abarca el mundo entero”, como lo
refiere Haaretz en su edición de hoy. A mí no me invitó
nadie, pero de haber estado allí, he aquí lo que les hubiese
dicho :
Hijos de un Dios menor
Por Israel Shamir
Esta conferencia resulta ser, Excelencias, un
acontecimiento sumamente importante para la historia, comparable
al edicto de Milán proclamado por el emperador Constantino, o a
los concilios más determinantes de la Iglesia. No estoy seguro
de que hayáis entendido lo que estabais haciendo al decidir
tener esta reunión, ni sé si os habéis enterado todos del
sentido de las palabras en clave “lucha contra el
antisemitismo”. Empecemos pues por definir de lo que no se
trata. La “lucha contra el antisemitismo” no tiene nada que ver
con la defensa de una pequeña nación acosada. Si así fuera,
estaríais defendiendo al pueblo palestino sitiado. Tampoco se
trata de lucha contra el racismo, ya que estáis defendiendo el
apartheid en Palestina. Ni mucho menos de lucha contra qué sé yo
qué discriminación antijudía, ya que esta no existe en ninguna
parte, pues, desde Moscú hasta Nueva York, pasando por París,
los judíos ocupan la cúspide del poder. No se trata de defender
vidas judías, ya que el único judío herido, en Europa, se dio un
tajo con un cuchillo de su propia cocina, e intentó achacárselo
a un musulmán. Tampoco se trata de la defensa de los bienes
judíos, ya que los judíos son los únicos en el mundo, en haber
recuperado hasta el último céntimo de los bienes que sus
antepasados hubieron de poseer algún día, desde Berlín hasta
Bagdad. Nada tiene que ver tampoco con el antisemitismo
histórico, aquella teoría racista antijudía muerta hace mucho,
ya que en este conflicto están involucrados semitas y
descendientes de judíos en ambos bandos.
La llamada “lucha contra el antisemitismo” es un
concepto teológico, vinculado con la cuestión planteada desde
hace siglos : ¿Son iguales entre sí todos los pueblos? ¿Es que
tienen la misma importancia, y están igualmente cerca de Dios?
¿O acaso los judíos están por encima de todos los demás, siendo
los no judíos hijos de un dios de segunda?” La primera posición
la defendía san Pablo, mientras la segunda era la divisa de
Caifas. Hoy habéis proclamado que la ideología y los valores
judaicos representan la piedra fundacional del Nuevo Orden
Mundial que representáis e imponéis.
Nada importa que a los palestinos se les
emparede vivos detrás de un muro de hormigón de ocho metros de
alto; nada importa que se arranquen de cuajo los olivares y se
destruyan los pozos. Lo importante es que “no se demonice ni
fustigue a Israel o a sus dirigentes”, según los términos
empleados por Colin Powell. Ya no se trata de una cuestión
política, sino teológica, ya que la fe en la superioridad judía
es la doxa oficial de la Pax Americana, como lo fue el
cristianismo para el imperio romano en época de Constantino el
Magno. Y para que quede más claro, habéis prohibido el uso de
símbolos nazis en relación con la política israelí, habiendo
autorizado la sobreimposición de la Swastika de Hitler sobre el
Crucifijo.
Posiblemente os consideréis como gente “realista
y pragmática” a las que les tienen sin cuidado estas
complicaciones religiosas. Mas de serlo realmente, estaríais
descubriendo lo que esta aceptación de la superioridad judía
significa para VOSOTROS mismos, si no les preocupa el destino
de palestinos o iraquíes. Abro el Jerusalem Post del 22
de abril, y he aquí las palabras de vuestros nuevos superiores :
“No solamente tengo un problema con Alemania. Mi
problema es con todo lo que sea alemán, en cualquier parte. Ni
polemizo, ni me emociono, sencillamente, he borrado a Alemania y
su pueblo de mi mapamundi personal”, escribe Matti Golan,
antiguo jefe de redacción del principal diario israelí
Ha’aretz y del diario de las lelites económicas judías,
The Globes. Matti Golan no es ningún incendiario; no
pertenece a esos judíos religiosos fanáticos que llegan a negar
que los goyim desciendan como ellos de Adán. En realidad, no me
sería difícil llenar centenares de páginas con citas semejantes
–y peores- sacadas de los tratados del Khabbad o de los
garabatos de los brujos de la Kábala. No, Matti Golan no es ni
cabalista ni extremista, sino que forma parte de la categoría de
los intelectuales judíos consensuales y no religiosos, o sea,
normales... Como este artículo dio lugar a un debate en el sitio
web IsraelForum.com , una reacción típicamente judía ha sido :
“Matti Golan es un periodista y un editorialista eminente. Es
representativo de las ideas de la gran mayoría de los judíos
israelíes sobre este tema, incluyendo las mías.”
Si yo fuera alemán, me cuidaría mucho de no
abastecer al país de Matti Golan con submarinos nucleares. Mucho
me temería que se le ocurra “borrar, sencillamente, a Alemania
con todo su pueblo” de nuestro globo terráqueo común.
En mi opinión, Matti Golan no hace más que
provocar el odio racista y el genocidio. Podríais debatir sobre
este punto, mas preferís condenar a Mahathir, o a un militante
pacifista que lucha por la igualdad en Palestina. Vuestro
colega, el presidente alemán Johannes Rau, ha dicho : todo el
mundo sabe que un antisemitismo masivo está en el trasfondo de
las críticas dirigidas contra la política del gobierno israelí
desde hace diez años”. Lo ha declarado una semana después que
Asma, una niña de cuatro años, se muriera en su habitación, en
Gaza, el 23 de abril, asfixiada por los gases lacrimógenos
israelíes, y un año después de que Rachel Corrie muriera
aplastada por una excavadora israelí. Por lo tanto, cualquiera
que habla de antisemitismo está de acuerdo con el asesinato de
Asma y de Rachel.
Estáis suscitando el desprecio, y esto es
peligroso para vosotros. En el diario israelí de gran tirada,
Maariv, del 24 de abril, órgano estelar del periodismo
israelí, escribe lo siguiente, acerca del hombre que intentó
avisaros acerca del gravísimo peligro que encierra el potencial
nuclear israelí :
“Vanunu se hace el dolido como otro Mel Gibson,
u otro Jesucristo, que hubiese padecido prisión por haberse
convertido al cristianismo. Es cierto, lo reconozco, se le ha
discriminado, a nivel religioso, mas no se trataba de vejaciones
sino todo lo contrario, de discriminación positiva, pues Vanunu
sigue vivo: a pesar de que traicionó, de que es un espía y de
que se bautizó, Israel lo ha tratado como judío al fin. Y todos
saben la suerte que el Mossad le habría deparado si hubiese sido
un técnico nuclear alemán al servicio de un país árabe : los
nombres de este tipo de gente figuran grabados en lápidas en los
cementerios europeos”. (No busquéis esta cita en el sitio web
del Maariv en inglés : ya ha sido higienizado).
Queda claro el mensaje : la sangre de un goy, y
más si se trata de un goy alemán, vale menos que la sangre de un
judío, y no tardaréis en descubrirlo.
Israel se ha vanagloriado de los asesinatos
cometidos por sus esbirros contra técnicos y científicos
alemanes, sin que Alemania protestase. Un valiente y noble judío
estadounidense, John Sack, ha publicado un libro sobre las
atrocidades cometidas por judíos contra alemanes inocentes, a
finales de los años 1940, pero Alemania jamás ha mandado a
investigar sobre estas acusaciones gravísimas, y tampoco ha
pedido que se juzgase y condenase a los criminales. Peor aún, el
libro de Sack no ha sido publicado nunca en Alemania. Los judíos
han reconocido envenenamientos masivos de prisioneros de guerra
alemanes, y una tentativa para asesinar a varios millones de
civiles alemanes, y Alemania no ha ordenado investigación
alguna. Se conformó con enviar más dinero y más equipos
militares a Israel.
Habéis aceptado vuestro estatuto de segunda
clase, de hijos de un Dios menor, lo cual no es nada nuevo, en
definitiva: ya lo habíais hecho, al entronizar a Auschwitz, al
tiempo que minimizabais el terrible holocausto perpetrado en
Dresde. Cuando deplorasteis las deportaciones de judíos e
ignorasteis las deportaciones de personas de origen alemán por
los gobiernos jineteados por sionistas de Polonia y
Checoslovaquia. Del mismo modo, habéis impulsado el desarme de
Irak al tiempo que proveíais con equipos nucleares el centro de
investigaciones israelíes de Dimona. Cuando detuvisteis y
extradistasteis a combatientes palestinos, sin exigir la
extradición del ciudadano israelí Salomón Morel, quien torturó y
asesinó a miles de alemanes, cuando le formasteis juicio a los
editores del libro titulado La industria del Holocausto,
de Norman Finkelstein, y permitisteis a los agentes de la anti-Deffamation
League desfilar en las calles de Berlín con banderas israelíes y
retratos de Bomber Harris.
Habéis reconocido que vuestra sangre vale poco.
No os asombréis de verla correr a chorros, una vez que hayan
agotado las reservas de sangre palestina.
A mí personalmente me agrada en cierta forma lo
que habéis hecho. Hasta ahora, la lucha por la igualdad en
Palestina estaba frenada por hombres y mujeres que creían estar
actuando bien, y no discutían la supremacía judía en Europa y
Estados Unidos: solamente se espantaban ante el genocidio
perpetrado contra los palestino; luchaban contra el Muro de
Sharon, o contra la devastación de Gaza, pero les preocupaba que
se les tachase de antisemitas. Pensaban que la crítica del
apartheid israelí era legítima, dentro de los límites impuestos
por el Nuevo Orden Mundial. Y he aquí que vosotros mismos habéis
eliminado este obstáculo, al demostrar que nada de lo que ocurre
en Palestina, nada de lo que pueda ocurrir, procede de alguna
aberración local, sino que se trata de la piedra fundacional de
la Pax Americana.
¡Abajo pues, conjuntamente, los esquemas local y
mundial de la supremacía judía! ¡Abajo, para que vuelvan a vivir
en condición de igualdad judíos y gentiles, en Palestina y en el
mundo entero!
Israel Shamir, Jaffa
www.israelshamir.net ,
info@israelshamir.net
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