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El afano, por Israel Shamir, 18 de agosto 2008

 

 

Un carterista pensó que nadie estaba cuidando cierta billetera, y procuró arrebatarla. Pero el caso es que el dueño, un gigantón, le salió al paso. Este cuento podría ser un resumen fiel de lo que intentó hacer Saddam Hussein con Kuweit, y también sirve para dar cuenta de la guerra por Osetia del sur.

 

El presidente georgiano Mijail Saakashvili calculó que podría apoderarse de Osetia del sur mientras nadie prestaba atención, aprovechando los Juegos olímpicos de Pekín. Y para conseguir el mayor efecto de sorpresa, anunció unas tres horas apenas antes del afano que jamás enviaría allá a un solo soldado.

 

  

Pero ahí termina el parecido. Saddam logró apoderarse de Kuwait, mientras que Saakashvili no consiguió tomar el control de Osetia. La estrategia era distinta, además, pues recuerda más bien la conquista sionista de 1948: Saakashvili quería apoderarse de Osetia pero sin su población indígena, los Osetos. Para conseguirlo, bombardeó la capital de Osetia del sur, Tskhinvali, provocando el éxodo masivo de la población, unas treinta mil personas, o sea cerca de la mitad de la población de esa ciudad, que cruzaron las altas sierras para pasar a Rusia. Entonces los rusos hicieron un desplazamiento hacia Osetia del sur, y expulsaron de allí a las tropas de Saakashvili. Hasta aquí,  ningún problema.

 

 

   1. Hacía rato ya que Saakashvili estaba provocando al vecino. Su coqueteo, mejor dicho sus relaciones carnales con Estados Unidos e Israel, sus sentimientos antirusos exacerbados, su nacionalismo kartveliano lo habían colocado en una situación peligrosa, para él y para su país. Como el joven Fidel Castro, quiso hacer de su país el fósforo para prender un incendio planetario. Pero fue el primero en sentir las quemaduras.

  2. Rusia cumplió con su deber imperial residual; como sucesora de la Unión Soviética, tiene el deber de asegurar un mínimo de bienestar para sus estados miembros junior de antaño. Rusia no podía dejar a  Saakashvili llevar a cabo una depuración étnica de Osetia, por razones prácticas, además: 50 000 refugiados procedentes de Osetia del sur bastarían para desestabilizar a todo el norte del Cáucaso.

  3. Rusia acaba de demostrar que no sólo es capaz de ladrar sino que muerde. Otros vecinos atrevidos, como los dirigente proyankis de Estonia, Polonia y Ucrania van a pensarlo dos veces, ahora, antes de entregarse a un nuevo brote de petulancia antirusa.

  4. Rusia también ha demostrado que puede acudir a la fuerza, sin perder tiempo, con eficiencia y moderación. No hubo ninguna matanza innecesaria como en tiempos de la Unión soviética. Al contrario, hemos podido presenciar una operación militar moderada y modesta, ejecutada con maestría. La principal ventaja fue la brevedad: dos o tres días de combate de verdad, lo demás fue calentamiento.

  5. Los dirigentes rusos han demostrado que no le tienen ningún miedo a la retórica de Washington. Algo excelente, después de tantos años de complicidad e impotencia.

  6. La derrota militar puede ser muy saludable para el alma georgiana. Los georgianos son gente magnífica, son cálidos, elegantes, amenos y generosos. Pero son además nacionalistas feroces, al estilo tribal. Como algunos de sus vecinos, tienden a ver a los demás esencialmente por el prisma étnico. Lo primero que hicieron los georgianos, una vez independizados, después de la revolución rusa de 1917, fue expulsar a los armenios y confiscarles sus bienes. Pepe Stalin también se portó al estilo georgiano cuando le dio por echar a los chechenos de sus sierras ancestrales y los alemanes de Prusia. Georgia no tiene una población homogénea para nada: la pueblan varios  pequeños grupos étnicos, al lado de una mayoría kartveli (que es a su vez algo muy plural). Desde que Georgia volvió a recobrar su independencia, por segunda vez, en 1991, los Kartvelis quisieron tratar a las minorías con métodos duros, socavando su cultura y su lengua y expulsando a los miembros de minorías bajo cualquier pretexto. Es uno de los motivos que explica porqué tres regiones autónomas de ese país decidieron separarse de Georgia. Osetia del sur es una de estas tres regiones, pero mientras no se le ajuste las riendas al nacionalismo kartveli, se podrían rebelar también adrares, svants y otras comunidades étnicas. Una derrota militar podría llevar a los georgianos a reconsiderar su actitud acerca de sus vecinos inmediatos.

  7. Aunque Rusia no mandó sus tropas a Georgia para destituir a Saakashvili, esto no quita que sería una salida óptima. Saakashvili es peligroso para Georgia, para Rusia, para Osetia y para el mundo en general. Qué lástima que no perdió las elecciones, que tuvieron lugar hace unos meses; qué vergüenza que otros candidatos pereciesen prematuramente en circunstancias harto sospechosas, o hayan ido a parar a la cárcel. Es lícito desear que los verdaderos patriotas georgianos echen a Saakashvili  y elijan a un presidente mejor, que opte por la neutralidad y la amistad con los países vecinos de Georgia, incluyendo a Rusia.

  8. Los comunistas georgianos expresaron su rechazo a la agresión preparada por Saakashvili: quisieran llevar su país a una nueva unión estrecha con Rusia, como antes. Y no hay porqué descartar esa opción, pues son muchos los georgianos que desean acabar con el aventurerismo de Saakashvili, según el mensaje enviado por los comunistas desde Tbilisi.

  9. Una Georgia neutral y pacífica tendría capacidad para reintegrar a Osetia del sur y Abkhazia. Los refugiados kartvel y mingrelianos podrían volver a sus aldeas. El Cáucaso es un mosaico de etnias diferentes, de modo que las expulsiones mutuas y las transferencias de población resultan completamente inaceptables;

  10. Ya es tiempo de poner un punto final a cualquier propaganda anti-georgiana en Rusia y a toda la propaganda antirusa en el resto del mundo. Rusia tiene una larga tradición de amistad con las naciones del Cáucaso, con los georgianos, osetas y circasienses; esta tradición la fijaron León Tolstoi, Lermontov y Griboedov, y debe prevalecer. Como diría el mariscal Stalin, los Saakashvili van y vienen, pero el pueblo georgiano  es eterno.

 

 

Los europeos demostraron una mayor comprensión de la actitud soviética de lo que otros esperaban. No hubo ninguna histeria masiva, y los osetas fueron autorizados a expresar su punto de vista. Hasta Israel detuvo sus envíos de material militar a Georgia. Aun si los dirigentes yankis contestaron a la victoria de las armas rusas con la severidad verbal que era de esperar, se abstuvieron sabiamente de cualquier acción que pudiese reforzar la posición militar de Saakashvili. Habrían podido organizar un puente aéreo para encaminar armas americanas a Tbilisi, podrían haber hecho alguna maniobra de intimidación, pero no lo hicieron.

 

Y ahí está el verdadero punto misterioso en esta aventura. ¿Los yankis alentaron acaso a Saakashvili para que emprendiera la acción militar? ¿O es que lo hizo por voluntad propia en algún acceso de locura? Podría haber explicaciones al enigma:

 

1. Todos los presidentes georgianos intentaron reconquistar las provincias perdidas. Así, Saakashvili pudo decidir probar él también, impulsado tal vez por el carácter mágico favorable del triple 8 de agosto de 2008, día en que lanzó la ofensiva

 

2. Puede ser que Saakashvili no entendiera bien a los yankis. Es lo que le pasaba a Saddam Husein, cuando tuvo la fatal ocurrencia de invadir Kuwait. Estaba convencido de que la embajadora yanki Gillepsie le había dado la luz verde para esa operación.

 

3. Tanto americanos como Saakashvili pudieron hacer un pronóstico equivocado. Vieron en la aparente inercia Rusa de los últimos años una garantía de que no se movería en adelante. El 8 de agosto de 2008 el diario ruso proyanki www.Gazeta.ru  predijo que los rusos no moverían su ejército y se tragarían la derrota, porque de lo contrario, ya se habrían adelantado.

 

4. Los yanquis  están preparando una operación de algún tipo en Irán, y alentaron esta diversión georgiana para tener a los rusos entretenidos. Esto también podría ser una explicación pues en su posición presente, Rusia se encuentra debilitada en la ONU, frente a las exigencias americanas, o frente a una agresión directa de los Estados Unidos [contra Irán].

 

5. Irán expresó su respaldo a la operación rusa, y condenó la invasión de Osetia del sur por Georgia. El New York Times y otros diarios similares escribieron que Estados Unidos no debe presionar mucho a Rusia, si quiere obtener una aprobación rusa para sanciones u otras medidas contra Irán.

 

 

 

A mí personalmente, la versión que más me convence es que los yankis (y los israelíes) alentaron al presidente georgiano porque querían observar la reacción de los rusos y el grado de preparación de sus fuerzas armadas. En jerga militar, una operación menor de este tipo se llama "reconocimiento por contacto", o más sencillamente: "tomarle el pulso" al contrincante. Nadie podía saber con certeza de qué manera iba a operar el ejército ruso. En 1996, cuando se le envió a retomar la ciudad rebelde de Grozny, el ejército ruso se replegó desordenadamente, dejando detrás de sí sus tanques en llamas. Desde entonces, los rusos no había disparado una bala a modo de revancha; o sea que constituían  un misterio, para Occidente. En una situación semejante, nada mejor que pelear un poco, y fue Saakashvili el que, sin querer, ofreció esta oportunidad.

 

Esta es una visión muy optimista, como se verá por la siguiente comparación. En los años 1930, los japoneses que ocupaban Manchuria estaban frente a los rusos. Los japoneses no sabían si los rusos soviéticos iban a combatir con valentía o si se darían a la fuga, de la misma forma que había derrotado fácilmente al ejército imperial ruso, durante la guerra de 1903- 1905, y luego los bolcheviques les dieron una paliza en 1918. Por esto es que hicieron un reconocimiento en Khallkym Gol (Nomonhan) para tomar la medida de la resistencia rusa. Cuando el general Jukov hubo destruido su fuerza ofensiva, los japoneses decidieron mantener la paz con Rusia, y a pesar de muchas exhortaciones de parte de Hitler, las tropas japonesas se mantuvieron con el arma al pie.

 

 

 

Si esta interpretación es correcta, entonces podemos ser optimistas; La debilidad es una invitación a la guerra: si los neoconservadores invadieron a Irak, es porque este país era el eslabón débil. Hoy, el ejército ruso acaba de demostrar su capacidad ofensiva, los diplomáticos rusos confirmaron su talento, y la sociedad rusa se mostró notablemente unida.

 

No, Rusia no es tan débil como para invitar a que se la presione, o peor, a que se la ataque.

 

Traducción: Maria Poumier, revisado por Horacio Garetto.

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