Santo remedio:
colgar del palo mayor a los piratas israelíes
por Israel Shamir
3 de junio 2010
Introducción:
¡Celebremos a los turcos! El mundo que conocíamos ha dado un
giro con la inédita reciente independencia de Turquía. En un mes, lo que era una
semicolonia americana ha dado dos pasos enérgicos, bajo el liderazgo carismático
de Recep Erdogan, y ahora Turquía se ha convertido en la avanzada de la política
internacional.
1.
Junto con Brasil, Turquía preparó y
firmó la Declaración de Teherán para abastecer en combustible nuclear a Irán.
Esto desacredita los planes israelíes de sancionar a Irán, para debilitarlo, y
después acabar con el país, mediante el bombardeo. El plan de las sanciones ya
estaba encaminado en el Consejo de Seguridad, Se ejercían presiones sobre Rusia
y China para que se sumaran. Y en el último momento, como una aparición del Deus
ex machina, como intervención divina en el teatro medieval, estas dos grandes
potencias nuevas que son Turquía y Brasil invaden el escenario y arrancan la
victoria de las fauces de la derrota. Y toda la conspiración de los lobbistas
israelíes en USA y Europa se encontró barrida en el acto. En realidad, bien lo
dicen los musulmanes: ellos conspiran, pero Alá conspira mejor...
Israel recibió la noticia del acuerdo entre Turquía y Brasil
como una bofetada. “Nos derrotaron los pérfidos turcos junto con los iraníes”,
rezaban los titulares de la prensa israelí. No nos adelantemos. El departamento
de Estado trató de minimizar el daño, preguntando:
¿A quién le importa lo que acuerde esta gente menor? Si nosotros
hemos decidido bombardear a alguien, bombas largaremos, ya está. Y no dejaremos
que los hechos nos confundan. Thomas Friedman soltó un lamento conocido, y
expresó en el New York Times que “a un bandido negador del Holocausto” todavía
se le permite seguir con vida. Pero ya la política mundial ha dado un giro, y
las decisiones ya no las toman Washington, Londres o Moscú. Los países de tamaño
mediano, las potencias regionales, vuelven a la palestra, y nos conviene a
todos.
Sigue algo dudosa la posición de Rusia. Hay rumores persistentes
según los cuales Rusia estaba de acuerdo para apoyar las sanciones a pesar de la
declaración conjunta de Teherán, y estos rumores obligaron al presidente
Ahmadinejad a advertir con fuerza: “No sabemos si Rusia es amiga o enemiga”,
dijo. Amiga, por supuesto, replicó el ministro de asuntos exteriores ruso Mr.
Lavrov, agregando que a Rusia le agrada mucho la Declaración, y le desea todo el
éxito posible. Nada es definitivo en nuestro mundo, claro, pero mientras tanto,
parece que Turquía y Brasil, Erdogan y Lula, han logrado acabar con el plan US-israelí
de agresión mortal.
2.
Después de desvirtuar las sanciones
contra Irán, los indomable turcos mandaron sus navíos a aliviar el sitio de
Gaza. Una flotilla entera de barcos pequeños y medianos, entre los cuales un
gran nave turca, acompañada por otra a su vez comprada y armada por otro gran
amigo de Palestina, Mahathir Mamad, de Malasia.
“Free Gaza” ya había estando enviando barcos, desde hace dos
años, y ahí embarcó gente importante, como nuestra amiga Cynthia McKinney, pero
es la primera vez que el mando de la regata ha pasado de las manos de
voluntarios europeos a capitanes locales, a los pueblos de la región. Es un
cambio importante, que significa mucho. Mientras la causa palestina sólo movía a
europeos atentos a su conciencia, era posible contener el movimiento. Ahora que
se ha vuelto corazonada propia de la región, ha empezado la cuenta atrás para el
mini imperio sionista monstruoso.
Ahora, tras el ataque pirata israelí:
Muertos y heridos por docenas nuestros amigos y camaradas,
magníficos activistas movidos por la compasión, en el ataque pirata en alta mar,
cuando formaban un convoy de ayuda humanitaria: tal es el saldo de este crimen,
que será recordado eternamente y debe recibir su castigo.
Los piratas israelíes atacaron la flotilla de la Libertad en
aguas internacionales. Los barcos no llevaban armas, los participantes se
adherían estrictamente al método de Gandhi, habían solicitado una inspección de
parte de las autoridades de Grecia y Chipre para que no se dijera después que
iban armados. Esto no les sirvió de nada: los piratas abordaron los barcos en
alta mar, y los convirtieron en campos de batalla. “Nos atacaron cuando
abordamos su nave, y los matamos en defensa propia”, pretendieron los asesinos
después, y miles de cómplices repitieron este sin sentido. Pero un invasor no
puede pretender a la autodefensa, mientras que los activistas sí tenían el
derecho de defenderse de un ataque totalmente ilegal. The Guardian, el diario
inglés, puso las cosas en su lugar, y le echa toda la culpa a los israelíes.
Nuestra amiga Ivonne Ridler también enfatizó en que fue un acto de piratería,
sin la más mínima justificación legal.
Israel se ha convertido en un estado pirata, como los que se
asentaron en el Caribe en el siglo XVI o aquél que fue floreciente hasta el
siglo XIX en las costas bereberes. Habría que desmantelar semejantes Estados,
porque impiden la comunicación normal. Y hay un remedio conocido contra los
piratas: colgarlos del palo mayor. Todos sabemos cómo se llaman: el primero de
ellos es Ehud Barak, el supuesto ministro de defensa del Estado pirata. A él hay
que colgarlo primero que a nadie. No es la primera vez que Israel actúa como
estado pirata. Años atrás, los israelíes habían decidido no someterse a la ley
internacional con fronteras ni convenciones ni nada por el estilo, sino guiarse
por sus reales ganas, a secas. Asaltar embarcaciones, secuestrar aviones y gente
en países extranjeros, matar a su antojo. Lo hicieron con Mordecai Vanunu en
Roma, y asesinaron desde Noruega hasta Chipre; clonaron y falsificaron
pasaportes extranjeros, bombardearon aviones, y nadie está a salvo de ellos.
La incapacidad de la comunidad mundial para resolver el caso de
estos piratas ha socavado las reglas internacionales y descarrilado la mente de
los israelíes. Los judíos de Israel y muchos de sus hermanos en otras tierras
han llegado a la conclusión totalmente equivocada de que están por encima de la
ley, que son seres aparte. “A quién le importa lo que dicen los no judío, lo que
importa es lo que hacen los judíos y puntos”, dijo Ben Gurion en un arrebato,
pero no dejaba de tener claros los límites de lo permitido. Así cuando un
presidente yanki le ordenó retirar sus tropas del Sinai, acató la orden a las 24
horas. Pero desde Eisenhower, poca gente ha intentado frenar a Israel. Y la
suerte acompañó a los israelíes durante 50 años, causando una ruptura de su
sentido de la realidad; los judíos de Israel se creen de verdad que pueden hacer
cualquier cosa que les de la gana, porque son ellos los verdaderos seres
humanos, y el resto del mundo no.
Además, “el mundo entero nos odia”, dicen, de modo que hacen lo
posible por justificar tal odio... En la vida real, no es que la gente “odie” ni
nada por el estilo a los judíos o a otros de su misma calaña. Armenios,
maronitas, tutsis y otras comunidades pequeñas de índole étnicorreligiosas que
abusan de su peso propio suelen tener suerte hasta el momento en que se pasan de
listos, y el mundo tiene que terminar por rescatarlos del peligro de que los
vecinos agraviados los aniquilen definitivamente.
La insanidad no es ninguna excusa, especialmente en el caso en
que se trata de locura simulada. Los israelíes creen en la estrategia del “perro
loco”, atribuida a Moshe Dayan o a Pinchas Lavon. “Israel tiene que portarse
como un perro rabioso, demasiado peligroso para que nadie se le enfrente”. Así
los vemos hacerse más locos aún de lo que son. Pero al final, no queda más
remedio que darle un tiro al perro enloquecido.
Nuestro amigo Jeff Blankfort ya propuso diagnóstico y
tratamiento; “Israel es una nación controlada por locos criminales, con el apoyo
extenso de un público igualmente loco y criminal, que desprecia totalmente al
resto del mundo y a aquellos judíos que no respaldan su empresa racista. Con sus
armas nucleares, es Israel el que tiene al resto del mundo de rehén. El objetivo
es encontrar la manera de desarmar y desmantelar ese Estado. Levantar el bloqueo
de Gaza es el primer objetivo, y el secundo es introducir democracia e igualdad
en todo el territorio situado entre el mar y el río Jordán. Es tiempo de que los
judíos de Israel reconozcan la realidad: los judíos son seres humanos comunes,
no son superman ni extraterrestres ni ángeles, tienen que respetar las leyes de
cualquier nación. No pueden andar matando gente en aguas neutrales, ni tener
sitiados a un millón de habitantes en Gaza simplemente porque no son judíos.”.
El asalto a la flotilla de la Libertad nos ofrece una
oportunidad. Hay que apoderarse no sólo de los piratas, sino de sus cómplices
allende el mar. Las leyes antiterroristas promulgadas por muchos países ofrecen
un marco legal para hacerlo. Israel es un Estado terrorista, y sus
patrocinadores y lobbistas son cómplices de una red de terrorismo. Hay que
secuestrarles sus haberes y meterlos presos.
Esto le dará la libertad a la gente de Gaza, resolverá la crisis
financiera y económica, porque son cómplices del estado terrorista los que
dirigen las estructuras criminales tales como Goldman Sachs y el Pentágono. No
se limitan a ocupar Nablus, sino que han tomado la loma del Capitolio y Wall
Street hasta el mismo grado. Sacárselos de encima nos ahorrrará millones. Las
deudas griegas y las hipotecas de los americanos desaparecerán, Afgansistán e
Irak encontrarán la paz. Hasta la democracia se convertirá en realidad, dejará
de ser una simple muestra publicitaria, como es hoy día.
Traducción: maría POUMIER