Afganistán: no a la guerra por heroína
Por Israel Adán Shamir, 23 de noviembre 2009
La
guerra en Afganistán no tiene sentido. La guerra de Irak no tenía mucho sentido
tampoco, pero ésta la supera en el absurdo. Nuestro amigo Jeff Blankfort señaló:
si la guerra de Irak era por el petróleo, los Estados Unidos perdieron. El deseo
de los neoconservadores de asegurar las márgenes del reinado israelí es la única
explicación racional que queda, para la guerra de Irak. Sin embargo, en el caso
de Afganistán no tenemos ni eso. Ningún político israelí ha pedido jamás un
cambio de régimen en Afganistán. Ninguna compañía petrolera lo ha sugerido.
Nadie quiere echarle mano a Afganistán. Es un misterio para mí: ¿para qué se
querrá invadir esta remota tierra áspera, de hombres pobres y feroces? No hay
botín que robar, ni petróleo, ni rutas importantes que controlar. ¿Por qué se
aferra el presidente Obama a esta guerra innecesaria?
Las
consecuencias sí están claras: la guerra ya ha desestabilizado a Pakistán. Pero
¿para qué beneficio? A no ser que los USianos quieran seguir el camino
desbrozado por los ocultos escuadrones de Ahnenerbe[1]
en su búsqueda de Shambala y Agartha[2]
por debajo de los puertos montañosos de Tibet y Afganistán, el único argumento
semi racional es el de las drogas.
Afganistán produce mucha droga; en los tiempos del mando talibán, el opio estaba
prácticamente erradicado, pero desde la intervención USiana, la producción anda
por las nubes. Se rumorea que el opio afgano vuela de la base aérea de Bagram
hasta Kosovo, la mayor base USiana en Europa, y después llueve sobre Europa. Así
la creación de un Kosovo independiente, con sus bandas criminales de albaneses,
empieza a cobrar sentido, como jugada en la guerra de América contra Europa Se
dice que una ruta alternativa es la que controlan los chechenios, pasando por
Grozny donde el señor de la guerra Kadyrov, casi independiente, cobra su propio
arancel para dar paso al mercado ruso. A uno, instintivamente, le repugna la
sugerencia de que USA esté peleando por opio, y de que el presidente Obama sería
simplemente el alentador mayor del tráfico de heroína, pero lo mismo se podría
decir de la reina Victoria, pues en el siglo XIX, los desafiantes ingleses
libraron dos guerras por la cosecha, la producción y la comercialización del
opio. ¿Tal vez esta sea simplemente la más reciente en la serie de las guerras
del opio? Esta explicación encaja perfectamente; y con ella hasta se entiende la
inexplicable anuencia de todos los Estados europeos para mandar tropas al remoto
Afganistán. No querían meterse en Irak, pero ¡se abalanzan con gusto sobre
Afganistán! Si se considera simplemente a Afganistán como una gigante máquina de
fabricar billetes, el rompecabezas se ordena mejor.
Pero queda un problema, pues los traficantes de droga no están conformes con el
presidente Obama. Quieren que haga la guerra a los rusos, no la paz. Un sitio
web de investigación, izquierdista, llamado left.ru, ha publicado una
investigación sorprendente. Siguieron las huellas de los pasos y las personas
involucradas en el tráfico, y descubrieron algunos detalles siniestros. Se trata
de un artículo de lectura difícil; está escrito de manera contorsionada, hay
demasiados nombres desconocidos. Ahora bien, hasta que un lector no nos ofrezca
una versión más legible, y mientras no se verifiquen todos los datos, la médula
del artículo es la siguiente:
Hay
una conspiración en que se juntan oficiales descarriados de la inteligencia ex
soviética, unidos en el trust del tráfico de armas y drogas, estilo oeste
salvaje, el ala derecha de Dick Cheney, los hitlerianos de la Europa oriental,
los trotzkistas pro occidentales y los neo conservadores, para socavar el mando
del presidente Obama. El dinero que fluye de la heroína afgana es el que
alimenta ss campañas. Left.ru deduce que los complotistas están considerando
asesinar al presidente. Adjunto una de las imágenes publicadas por estos
complotistas estilo Far West; le acompaña el ataque de Bill O’Reilly de Fox News
contra Obama y lleva el pie de grabado siguiente:
Ruslan Saidov dice: el Mal mundial no está materializado en Irán o los
talibanes, ni siquiera en la Rusia de Putin. El mal absoluto es Obama el
aventurero, el Gorbachev de América.
Como era de esperarse, encontramos a Halliburton en medio de la conspiración. Y
también al general uzbeco-chechenio Ruslan Saidov, ex seguidor por parte del GRU
de Shamir Basaev, ex diputado en jefe de la inteligencia externa de Maskhadov.
Detrás de ellos está la Heritage Foundation, neoconservadora de extrema derecha,
y su halcón propio Ariel Cohen. Cohen tiene vínculos con Joshua Muravchik,
Robert Kagan y algunos guerreristas sionistas profesionales que odian a Rusia.
Obama debería optar por dar jaque mate, retirándose del todo de Afganistán,
pues esto socavaría el plan de los complotistas de extrema derecha sionista que
están conspirando contra él.
Los
investigadores de left.ru dan más nombres comprometidos en la operación de
inteligencia descarriada estilo oeste. Parecería una novela de James Bond;
“Filin es un general de la inteligencia militar ucraniana que está a cargo de la
ofician rusa. Filin y sus viejos socios de la inteligencia militar soviética
tienen un ejército privado pequeño en el Caribe, entrenado y manejado por viejos
agentes del GRU. Manejan el negocio de la cocaína con las FARC desde los años
1980. En los años 1990 y principios del 2000, Filin, Saidov y Surikov manejaban,
bajo la protección del Estado Mayor ruso, uno de los negocios de heroína más
amplios, desde Afganistán hasta Kosovo. Filin coordina la recolección de
inteligencia entre Ucrania y Georgia. Según los informes de inteligencia de
2004, el gang de Filin ya controlaba a unas 70 personas y seguían contando.
Nuestras fuentes en la comunidad de la inteligencia CIS se ufanan de contar
entre sus víctimas Paul Jlenikov de la revista
Forbes,
Anna Polikovskaya, y el banquero central Andrei Kozlov”.
El
sitio internet apegado al estilo Far West left.ru es aburrido y manipulador, y
no tenemos manera de ir a verificar sus alegatos. Esto no quita que demasiada
gente malvada se enriquece con el tráfico de drogas afganas. Obama puede tratar
de hacer una limpieza mediante el cierre de Bagram y Kosovo juntos, y
repatriando sus tropas a casa. Y entonces, USA y Europa podrán aceptar el
consejo astuto de Robert Kahn, que nos envía Richard Patterson, como se verá a
continuación.
Opio barato, por Robert Kahn
http://www.courthousenews.com/2009/11/20/Opium_Cheap.htm
No
pretendo ser más inteligente que nadie cuando se toca el tema de Afganistán y el
opio, pero parecería que soy el más despabilado, cada vez que nos metemos en ese
tema.
Hay
una manera sencilla para resolver el “problema” de la producción de opio afgano,
cuya producción satisface el 90% de la demanda mundial. La solución es barata y
pacífica; nos ganaremos amigos en vez de enemigos, y no mataremos a nadie.
Deberíamos comprar la cosecha entera, cada año. Esto nos costará menos de mil
millones de dólares, si nos atenemos a los precios vigentes. Cuesta un millón de
dólares mantener a un solo soldado USiano en Afganistán durante un año. Con los
53 000 alistados que tenemos en las tropas USianas hoy en día, son $53 000
millones al año. Podríamos pues comprar la cosecha anual entera del opio por
menos dinero que si mantuviéramos a mil hombres en armas allá, lo cual
representa menos del 2% de los gastos que ocasiona esta tropa. Podremos darle
cualquier uso al opio después de comprarlo: quemarlo, venderlo a consorcios de
drogas que lo necesitan para hacer anestésicos para los hospitales, o podríamos
insertárselos en forma de supositorios a los congresistas y senadores
republicanos que tan desesperadamente los necesitan.
Es
sabido que en cuestión de opio, no se puede confiar en ningún dato. Los
mentirosos primeros sobre el tema son los gobiernos que pretenden querer
erradicarlo. Pero aun aceptando las estimaciones más altas de fuentes más o
menos dignas de confianza como el
Washington Post,
el
New York Times,
Reuters, nuestro gobierno y otros, costaría menos de mil millones de dólares
comprar la cosecha entera. De esta manera, los narcos no tendrían acceso a la
misma, ni tampoco los señores de la guerra afganos. Claro que con esto se
terminaría el amistoso gobierno afgano actual, pero a veces no queda más remedio
que comprar las rosas con las espinas. El mundo entero necesita alrededor de 5
000 toneladas de opio por año como anestésicos, según las mismas fuentes semi
confiables. Se espera que Afganistán produzca 6 900 toneladas este año, y el
precio al por mayor para el opio hoy en día según Reuters es de $64 el
kilogramo, o sea $64 000 la tonelada métrica. O sea, que, guiándonos por este
precio, podríamos comprar la cosecha afgana total de este año en $442 millones.
Podríamos ofrecer el doble de la suma que pagan los señores de la guerra y de la
droga, y aún así, comprar la totalidad por menos de mil millones de dólares. Y
si el programa generoso de nuestro gobierno es el que se encarga de programar la
producción el año que viene, ¿cuál es el problema? Esto bajará el costo, y nos
saldrá más barato de lejos que el hacerle la guerra a un pueblo que está del
otro lado del mundo, un pueblo que nos odia cada día más, si cantamos victoria
o si pregonamos nuestra derrota por igual. No debería asombrarnos que las
regiones de mayor producción de opio sean las provincias de Helmand y Kandahar,
bastiones talibanes donde se están librando gran parte de las batallas. Por el
opio es que se libra la guerra allí. Si compráramos toda la producción, habría
menos cosas que combatir. Las estimaciones sobre el porcentaje que se reservan
los afganos para su consumo doméstico varían mucho, del 3% al 27%. Pero está
claro que el opio significa muchísimo dinero en Afganistán. Con todo, la cosecha
anual total le costaría a Estados Unidos una gota, en nuestro presupuesto
agujereado. La cosecha del opio emplea entre 1, 6 millones y 2,4 millones de
ciudadanos afganos, o sea tanto como el 8% de la población del país, de 28, 4
millones de personas, según el World Fact Book de la CIA. No conseguimos que nos
vean como amigos al tratar de quitarles el trabajo al 8% de la población de un
país, o tratando de matar a la gente. Si le compráramos la cosecha a un precio
mejor que lo que les paga el hermano de Hamid Karzai, los campesinos afganos se
convertirían en amigos nuestros, y necesitamos amigos allá.
Después que el presidente George W. Bush se pasó tres años tratando de
“erradicar” la cosecha, la producción media de opio creció en un 61%, y el valor
de la misma creció en un tercio, según informó el Washington Post. El opio les
rinde a los granjeros afganos 12 veces lo que les rinden los cultivos
alimenticios. No pueden dedicarse al cultivo de plantas para la alimentación tan
fácilmente como al cultivo del opio, pues la tierra no sirve para nada mejor,
como parece demostrarlo la historia. Las dos provincias pobres y saqueadas
podrían abastecer al mundo entero con aproximadamente toda la droga que el mundo
necesita, legalmente.
Si
alguien me puede dar una sola razón válida para no comprarle a Afganistán su
producción entera, me gustaría enterarme. Claro que esto ocasionaría algo de
corrupción en las agencias de USA que lo compran y lo queman. Pero ¿qué más da?
Cualquier otro departamento de nuestro gobierno parece estar corrupto de arriba
abajo, y el país va dando sus tumbos acostumbrados sin novedad. Podríamos seguir
a tumbos de manera mucho más barata, haciéndonos amigos de montones de gente,
dándoles dinero por algo que nos hace falta, en vez de matarlos con el
propósitos de convertirlos en amigos.
Discusión en
shamireaders@yahoogroups.com
Intervienen Leo Spritzler, Eric Walberg y otros para recordar los variados
motivos que tienen las elites Usianas para librar la guerra de Afganistán, en
interés propio y/o en interés de Israel; se insiste en el control social
doméstico que permiten todas las guerras imperiales, en la voluntad de debilitar
Rusia y Pakistán, en el control del oleoducto TAPI que lleva hasta China e
India. Finaliza la traductora con una opinión: Shamir no ignora ninguna de las
razones que mencionan sus lectores. Lo que hace es agregar una razón
circunstancial especial, que explica por qué sigue el ataque a Afganistán aún
cuando todos los políticos saben que se trata de una guerra perdida ya; no
deberíamos olvidar que la elección de Obama es lo que les mueve el tablero a
todos estos mandamases con mentalidad de ajedrecistas: Obama es el outsider al
que no han logrado marginalizar, y por esto es por lo que lo ven como un gran
peligro; esta situación inesperada para los que se ven a sí mismos como los
dueños del planeta los retrotrae a cierta condición humana: meten la pata, se
pelean entre sí, se equivocan, y nosotros subrayamos que invierten mucha energía
en eliminar la amenaza Obama. El artículo de Shamir es importante para
desestabilizarlos más aún, porque ahora ellos saben que sabemos, están
descubiertos. Deberíamos sentirnos más fuertes con nuestra palabra de fuego,
para agrandar las grietas. El pueblo llano se reconoce en la guerra nuestra de
lectores de Shamir; el pueblo sabe que el mundo jamás se someterá al paradigma
sionista. Sólo los intelectuales dudan, pero los artículos de Shamir no son
simplemente informativos, sino que son “snipers”, misiles de alta precisión.
Traducción: Maria
Poumier
[1] El Ahnenerbe o “Herencia de
los ancestros” fue creado en 1993 por Heinrich Himmler, y estaba
vinculado al cuerpo de los SS, reconocido por su independencia de
criterios y seriedad. Funcionó como una central de investigaciones sobre
“herencia, espacio, espíritu”, con 50 secciones especializadas en
prehistoria, geopolítica, lingüística, filosofía etc. En la sección
esotérica colaboraron Ernst Junger y Martín Buber; se valoraban las
disciplinas que sumaban el ejercicio espiritual al deporte, como el
alpinismo y la espeleología. En la sección médica, el Dr Rascher fue
ejecutado por los nazis en marzo de 1945 por haber hecho experimentos
mortales con niños, De casos parecidos nació el concepto de “crimen
contra la humanidad”. Ver
http://usuarios.lycos.es/disidentes/
[2] Shambala, centro de la red
Agartha de ciudades míticas y subterráneas.